lunes, 27 de octubre de 2008

EL CICLISMO DESPUÉS DE LA EPO

La bicicleta, tal y como la entendemos hoy, con su sistema de transmisión en cadena, está a punto de cumplir ciento veinticinco años. En este tiempo, poco ha cambiado. Al menos en lo básico. Y es que la introducción de este elemento, utilizado como medio de transporte ecológico y económico, como módulo deportivo o como instrumento de ocio, ha influido en los cambios sociales y culturales que se han dado desde principios del siglo XX. En la actualidad hay más de ochocientos millones de bicicletas en el mundo y en países como China o India, se erige como el principal medio de transporte.
En 1903, apenas veinte años después de que el velocípedo se transformara en la moderna bicicleta, un periódico francés –L´Auto-, para adquirir más repercusión, crea la primera carrera que tiene previsto recorrer el país, creando así la ronda ciclista más mítica y de mayor repercusión en la historia de este deporte: el Tour de Francia. En aquella primera edición tomaron la salida 60 corredores que recorrieron una media de 400 kilómetros cada uno de los seis días de competición. Maurice Garin, un deshollinador italiano fue el primer ganador del Tour, un hecho que repetiría en la segunda edición de la carrera, pero de cuyo título sería desposeído por cometer ciertas irregularidades. Y es que parece ser que en ambas ediciones había corredores que hacían parte del recorrido en coche o en tren, e incluso los había que arrojaban clavos a la carretera tratando de perjudicar a los demás competidores. Todo hacía indicar que aquella carrera había nacido herida de muerte y que estaba condenada al fracaso, pero entonces se invirtió un enorme esfuerzo, se endurecieron los controles, se eliminaron los tramos nocturnos y el Tour de Francia se consagró, en unas pocas ediciones, como el premio más importante en el mundo del ciclismo.
Noventa y cinco años después de aquella primera edición, en 1998, un nuevo escándalo va a hacer que tiemblen los cimientos de la carrera. Se trata del conocido como “Caso Festina”, y en esta ocasión fue la EPO, el gran fantasma del deporte actual, la que golpeó con fuerza al Tour de Francia. Médicos, masajistas, directores de equipos y corredores se vieron envueltos en un escándalo grandioso que acabó con varios de ellos detenidos y procesados. El Tour de Francia volvía a estar herido de muerte.
EPO es el nombre con el que se conoce a una hormona producida principalmente en el riñón y que se llama eritropoyetina. Esta hormona juega un papel muy importante en un proceso biológico denominado eritropoyesis, y que consiste en la producción de glóbulos rojos, cuya función en el organismo es transportar oxígeno hacia los diferentes tejidos del cuerpo. Es decir, que un aumento en la cantidad de esta hormona en la sangre se traduce en un aumento del hematocrito, que es el porcentaje del volumen de la sangre que ocupan los glóbulos rojos y que varía, en condiciones normales, entre el 40 y el 50% en hombres, y el 35 y el 45% en mujeres. Este aumento en el hematocrito permite un mayor rendimiento del deportista en actividades aeróbicas, aumentando así la resistencia al ejercicio físico.
Una forma natural de producir EPO es mediante el entrenamiento en zonas de gran altitud. Y esto es así ya que en estas zonas la cantidad de oxígeno disponible en el aire es menor que aquella que podemos encontrar en zonas que se encuentra al nivel del mar, y se sabe que la producción de eritropoyetina se ve estimulada por la reducción del oxígeno, mediante la expresión, a nivel celular, de una proteína que ejerce de receptor específico para la hormona.
El problema del uso ilegal de estas sustancias es que, algunos deportistas, dada su alta capacidad de entrenamiento y unas características innatas, presentan un número de pulsaciones muy bajas (Indurain, por ejemplo presentaba, en reposo, menos de 40 por minuto), así que un aumento en la cantidad de glóbulos rojos en sangre puede hacer que ésta se haga más “densa” y que esta densificación termine en un colapso circulatorio que podría costarle la vida.
En aquella edición de 1998 el ganador del Tour de Francia sería Marco Pantani, quien varios años después aparecería muerto, en la habitación de un hotel, debido a un paro de corazón provocado, según la versión oficial, por su adición a la cocaína. El Tour se recuperó como pudo de aquel golpe, como lo ha hecho de otros muchos, pero la sombra del dopaje persigue a los ciclistas más allá de los controles que tratan de evitar la trampa. En última instancia es la responsabilidad de cada uno la que debe imponer el sentido común, y el fair play el que debe imponer la lealtad en el deporte.

martes, 21 de octubre de 2008

Carlos Contreras y el Resumen del Silencio

Hace unos meses hablábamos en este mismo lugar de Carlos Contreras, un joven escritor que ha ganado, entre otros, el Premio de las Letras Jóvenes Castilla y León, en la modalidad de poesía, y el Premio de Teatro Arte Joven de la comunidad de Madrid. Pues bien, Carlos vuelve a ser noticia. Y es que nuestro amigo ha ganado, con su obra "Resumen del Silencio", el Premio Leonor de Poesía, uno de lo más importantes del panorama internacional.

El Premio Leonor viene celebrándose anualmente desde hace más de veinticinco años y lo convoca la Diputación Provincial de Soria, a través de su Departamento de Cultura, premiando con diez mil euros a la colección de poemas que mayor calidad atesore.

Este año, el jurado ha destacado que “la obra del burgalés es un libro inteligente y original, donde el poeta juega con la paradoja, utilizándola como reflejo del propio sentido y del laberinto existencial".

Por todo ello, damos desde aquí nuestra más sincera enhorabuena a Carlos, a quien deseamos lo mejor en adelante. Un abrazo, amigo.

miércoles, 15 de octubre de 2008

Millás, el Planeta y el Nacional: ¿Incompatibles?

Ganar un premio literario como el Planeta, para algunos –los más puristas-, puede resultar una mancha en la carrera de un escritor. Y es que para éstos, los premios no tienen nada que ver con la literatura; al menos, los premios como éste. Sin lugar a dudas, el Planeta se ha convertido en un fenómeno social y mediático sin parangón en el que además, una obra literaria es elegida como el próximo best-seller del panorama editorial en nuestro país. Eso es indudable y aceptado con resignación o bendita devoción, según sea el caso, por casi todos. Y como éste, podríamos enumerar un alto número de premios, todos ellos auspiciados por las más importantes editoriales que han visto así una forma directa de contactar con jóvenes escritores y futuros valores, y publicitar, de paso, a los que tienen en nómina.
Pero hay un premio que parece escapar a la sombra de la duda. Se trata del Premio Nacional de Narrativa. Éste no está convocado por editorial alguna –lo convoca el Ministerio de Cultura– y tampoco entre los integrantes del jurado se encuentra nadie del mundo empresarial. El jurado de este año ha estado integrado por un miembro propuesto por la RAE, otro propuesto por la Academia gallega y otro por la vasca, uno del instituto de estudios catalanes, un representante de la Asociación Colegial de Escritores, otro de la Asociación Española de Críticos Literarios, un miembro elegido por la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas, otro por la Federación de Asociaciones de Periodistas de España, un representante del Ministerio de Cultura y los dos últimos ganadores del premio, Vicente Molina Foix y Ramiro Pinilla García.
Casi nadie duda de la objetividad del fallo de Premio Nacional de Narrativa, ya que no sólo viene abalado por la credibilidad del jurado, sino que año tras año, los premiados y sus obras justifican la dignidad del que parece ser el único premio literario limpio en España. Y es que éste es de esos premios que se engrandecen por la lista de premiados y no al revés. Así, títulos como “El hereje”, de Delibes, “Obabakoak”, de Bernardo Atxaga, “Los girasoles ciegos”, de Alberto Méndez o “Galíndez” de Vázquez Montalbán, sólo por citar a algunos –aunque la lista la continúan escritores como Luís Goytisolo, Cela, Luís Landero, Muñoz Molina o Francisco Ayala-, dan lustre al inventario de premiados por el Ministerio para alborozo de todos, incluso de los más puristas.
¿Pero qué pasa cuando un mismo libro gana un premio tan denostado como el Planeta y a la vez otro tan alabado como el Nacional de Narrativa? Pues eso acaba de pasar. El culpable ha sido Juanjo Millás y el responsable de tal disonancia, su libro “El Mundo”. Y lo peor es que no es la primera vez que pasa. En 1992 Muñoz Molina consiguió el mismo despropósito con “El jinete polaco”. También es verdad que no faltará quien diga que el Nacional ha querido subirse al carro mediático o que a partir de ahora el estigma de la comercialidad le sangrará cada año, por estas fechas.
Parece ser que Javier Marías y su novela “Veneno y sombra y adiós” ha sido los grandes perjudicados por la decisión del Ministerio. En la lista de premios de Marías podemos encontrar el Nacional de Periodismo Miguel Delibes, el Fastenrath de la RAE, el Rómulo Gallegos o el de la crítica, pero no encontraremos el Planeta o el Primavera. ¿Pero esto lo hace mejor escritor? Yo opino que no. Incluso cabe preguntarse, ¿apartarse de estos premios los aleja también del deseo comercial? Mi respuesta es que no. ¿Tú que opinas…?

martes, 14 de octubre de 2008

LUTHER KING, UN SUEÑO Y SU GRUPO SANGUÍNEO

El 28 de Agosto de 1963 tuvo lugar el que muchos han calificado como el mejor discurso del siglo XX. Se dio en las escalinatas del Monumento a Lincoln, en Washington, y a él asistieron unas 250.000 personas que se manifestaban por los Derechos Civiles. Se celebraba la que había dado en llamarse la Marcha por el Trabajo y la Libertad, y el objetivo era alcanzar el fin de la segregación racial en el país. El orador fue Martin Luther King y su famoso discurso ha pasado a la historia como el sueño del defensor de los derechos civiles de los afroamericanos. Y es que Luther King pronunció la frase “Yo tengo un sueño..." hasta ocho veces para describir la imagen de unos Estados Unidos en los que alcanzar el tan traído y llevado sueño americano no dependiera del color de la piel.
Habían pasado cien años desde que se firmara la Proclamación de Emancipación, mediante la que se otorgaba la libertad a los esclavos, pero la realidad es que la raza negra seguía careciendo de ciertos derechos fundamentales. Entonces apareció la figura de un joven reverendo negro convencido de que era el momento del cambio. El mensaje de Luther King era pacifista, pero contundente. Rechaza la violencia, pero invitaba a la desobediencia civil. Defendía la filosofía de Gandhi en la India a la misma vez que asumía la responsabilidad moral de desobedecer las leyes injustas. Y es que su mensaje partía de la idea de que la injusticia en cualquier parte es una amenaza para la justicia en todas partes.
Luther King se convirtió en la persona más joven en obtener el Premio Nobel de la Paz, a sus treinta y cinco años, por defender un sueño. Y éste no era otro que poder ver algún día a los pequeños negros, niños y niñas, conviviendo sin prejuicios con los pequeños blancos, niños y niñas.
Han pasado cuarenta años de la muerte de Luther King y muchas cosas han cambiado desde entonces. No cabe duda de que los derechos de los afroamericanos han alcanzado cotas que resultaban impensables hace apenas unas décadas, aunque los prejuicios de unos pocos siguen haciendo que el sueño de Luther King continúe siendo eso, un sueño. En este tiempo no sólo la sociedad ha avanzado sino que también lo ha hecho la ciencia, y mucho. La secuenciación del genoma humano, en este sentido, ha revelado que las diferencias entre negros y blancos son mínimas y en absoluto justifican una actitud diferente frente a ningún individuo por el color de su piel.
A nivel bioquímico podríamos decir que existen multitud de criterios que nos permitirían asociar a diferentes individuos y éstos nada tienen que ver con la pigmentación de la epidermis. Una de estas diferencias entre individuos podríamos encontrarla en el grupo sanguíneo, cuya incompatibilidad da lugar a un rechazo hiperagudo en los transplantes o transfusiones de sangre. El grupo sanguíneo de un individuo viene determinado tanto por el sistema ABO como por el factor Rh.
El sistema ABO lo que indica es la presencia o ausencia de ciertas proteínas en la superficie de los glóbulos rojos, de manera que un individuo del grupo A va a tener la proteína A en la superficie de sus glóbulos rojos, un individuo del grupo B va a tener la protenína B, uno del grupo AB va a tener las dos, y una persona del grupo O no va a tener ninguna. Esto, en principio, no debería constituir ventaja ni inconveniente alguno, pero el problema aparece debido a que los individuos del grupo A, además de poseer esta proteína en sus glóbulos rojos, presentan anticuerpos para la proteína B, al igual que una persona del grupo B presenta anticuerpos para la proteína A, y son estos anticuerpos los responsables de la respuesta inmune. Como es fácil imaginar, las personas del grupo AB no tienen anticuerpos para ninguna de estas proteínas y es por ello por lo que pueden recibir sangre de cualquier individuo, constituyéndose como los receptores universales, mientras que los individuos del grupo O, al no poseer en la membrana de sus glóbulos rojos ninguna proteína frente a la que poder reaccionar un tipo determinado de anticuerpo, se convierten en donadores universales.
Por otro lado, el factor Rh viene determinado por la ausencia o presencia de una serie de proteínas llamadas factores Rhesus. Un individuo Rh positivo las presenta, mientras que un Rh negativo carece de ellas y podría formar anticuerpos contra el factor Rh, si se expusiera a sangre Rh positiva.
Hoy en día, a ninguna persona cabal se le ocurriría discriminar a otra por su grupo sanguíneo. Probablemente llegue el día en que también carezca de todo sentido hacerlo por el color de la piel. Mientras, la ciencia pone sobre la mesa las herramientas de las que dispone y será entonces la razón quien deba aprender a usarlas.

miércoles, 8 de octubre de 2008

JOAN MARGARIT, PREMIO NACIONAL DE POESÍA CON "CASA DE MISERICORDIA"

La Casa de Misericordia era una institución benéfica dedicada al cuidado de niños desamparados. Lo curioso es que la mayoría de las solicitudes de ingreso pertenecían a viudas de asesinados en la represión del final de la guerra civil, que pedían el ingreso de sus hijos por imposibilidad de mantenerlos. Desde la perspectiva de nuestro tiempo podría parecernos un acto cruel, pero como el propio Margarit escribe en el epílogo de su libro Casa de Misericordia (Visor, 2007), "la intemperie era mucho más espantosa".

El título del libro es el de uno de los poemas que contiene y dice así:


Casa de Misericordia

El padre fusilado.
O, como dice el juez, ejecutado.
La madre, ahora, la miseria, el hambre,
la instancia que le escribe alguien a máquina:
Saludo al Vencedor, Segundo Año Triunfal,
Solicito a Vuecencia poder dejar mis hijos
en esta Casa de Misericordia.

El frío del mañana está en la instancia.
Hospicios y orfanatos fueron duros,
pero más dura era la intemperie.
La verdadera caridad da miedo.
Igual que la poesía: un buen poema,
por más bello que sea, será cruel.
No hay nada más. La poesía es hoy
la última casa de misericordia.

lunes, 6 de octubre de 2008

QUÍMICA, de Sofía Rhei

El miércoles 8 de octubre de 2008, a las 20:00 horas, tendrá lugar la presentación de Química, de la poeta Sofía Rhei, en el Salón Noble de la Delegación del Gobierno -Paseo de Almería, 68-.



El libro ha sido publicado por El Gaviero Ediciones, dentro de su colección Troquel, con la colaboración del Instituto Andaluz de la Juventud de Almería.


¡¡Si el amor es cuestión de química, este es su manual!!


SOFÍA RHEI (Madrid, 1978) cultiva e injerta libros-objeto semejantes a plantas. Colecciona semillas. Ha inventado al menos un juego. Ha expuesto poemas en varias revistas: Casatomada, Cuadernos del matemático, Incomunidade...; y en antologías como Antolojaja, Todo es poesía menos la poesía, o Aldea poética III. En 2005, La Bella Varsovia publicó su libro Las flores de alcohol, y en 2006 Ediciones del Primor ha sacado a la luz Versiones. Acaba de ganar el IV Premio de Poesía Javier Egea con el poemario Otra explicación para el temblor de las hojas. El laboratorio de El Gaviero Ediciones ha sido el escenario elegido para este experimento cienífico-poético titulado Química.